En estos últimos años están apareciendo coches eléctricos, híbridos… con grandes promesas pero con una difícil implantación, o implantación forzada que no parece convencer a todos por igual. Aunque sin duda su estandarización no está demasiado lejos, mientras, están apareciendo alternativas más intermedias y semejantes a los combustibles que ya usábamos.

Se trata de los combustibles sintéticos y traen mejoras para el medioambiente. Y es que gracias a algunas propuestas de la agenda 2050 como reducir al 90% las emisiones de C02 han aparecido estos nuevos combustibles, que no son más que los viejos con algunos cambios.

Existen una amplia variedad de combustibles sintéticos que ya están siendo utilizados y todos ellos pueden usarse en cualquier clase de vehículo, por lo que los ciudadanos no tendrían que adoptar ningún cambio en su movilidad, ni hacer un desembolso para adaptarse a estos nuevos combustibles.

Todos ellos cuentan con una composición de C02 y agua. Y las emisiones emitidas son igual a 0, aunque no en el proceso de obtención del hidrógeno proveniente del agua, esto es algo en lo que aún se está trabajando. Pero con diferencia son más respetuosos que los antiguos combustibles.

Los combustibles sintéticos han venido a “descarbonizar”, y es que se forman a partir de agua, o lo que es lo mismo H20 y dióxido de carbono o C02. Pero… el dióxido de carbono es el que está provocando el calentamiento global. Entonces… ¿Qué tienen de bueno estos nuevos combustibles? El CO2 que se utiliza es el que ha sido retirado de la atmósfera, es decir, un C02 que ya existía, por lo que no se añade CO2 al proceso, sino que se recicla.

Por tanto, el valor añadido de emisiones de CO2 es de 0. Si bien, no sirve para reducir las emisiones, sirve para mantenerlas y en consecuencia, reducirlas, ya que hasta ahora cualquier combustibles, las aumentaba.

¿Y el hidrógeno del agua? Este se obtiene de procesos como la electrolisis o la fotoelectrocatálisis, que rompen la molécula del agua y separan H2 de O. Pero ahora el reto consiste en hacer este proceso de ruptura de la molécula para la extracción del hidrógeno de forma sostenible.

Para ello se necesita que la electricidad que se emplea provenga de fuentes renovables. Por ello, hoy día se está trabajando en crear diferentes tipos de e-fuels como e-gasolina, e-jet y e-diésel, entre otros.

Los combustibles sintéticos son una gran apuesta porque están llenos de ventajas y apenas cuentan con inconvenientes.

Su principal ventaja es que son compatibles con los vehículos actuales y con sus motores. O sea, son aptos para turismos, camiones, ciclomotores, aviones, helicópteros, barcos… cualquier vehículo o forma de transporte que usara gasolina, gasoil, etcétera, puede usar los combustibles sintéticos.

La gran ventaja es que ni los ciudadanos, ni las empresas fabricantes, ni todos los implicados en las cadenas de automóviles y transporte sufrirían ningún cambio que les llevara a bajar sus ingresos o obtener pérdidas. El sistema económico en torno al que giran los combustibles se mantendría evitando la pérdida de miles de puestos de trabajo.

Además, estos e-fuels han sido especialmente diseñados pensando en trenes de larga distancia que son uno de los principales contaminantes.

En España, compañías como Repsol ya están apostando por ellos. De hecho, en Bilbao se ha creado una de las mayores plantas de producción de combustibles sintéticos que se prevé, estará en funcionamiento en 2024.

Asimismo, su incorporación será más rápida y sencilla que la de lo eléctrico y probablemente juntos convivan junto a los antiguos combustibles durante algunos años hasta que la transformación sea total.

Esto mismo indica Javier Aríztegui, gerente de Transición Energética y Movilidad de Repsol Technology Lab: “Cada usuario elegirá la opción que mejor se adapte a sus necesidades. No hay una solución única para todos”.