El actual modelo de producción y consumo es insostenible (ODS 12), así lo manifiestan diferentes organizaciones internacionales como la ONU, la Unión Europea y diversas Universidades y Centros Tecnológicos expertos en esta materia. Todos ellos advierten que el ritmo de extracción y procesado de las materias primas, incluyendo el agua y la energía es insostenible. Las materias primas (incluyendo agua y energía) salvo las renovables, tienen fecha de agotamiento. Ante este grave problema que ya se puede sentir en determinadas materias primas, la estrategia más adecuada es la conviene la circularización de la economía, en concreto, de los flujos de materias primas/secundarias, agua y energía, de manera que lo que se destinaba a eliminación o abandono se reconvierta en un subproducto alargando el ciclo de vida útil de los materiales, del agua y empleando energías renovables. Aplicar este modelo económico circular, genera un aumento del valor del producto, los materiales y los recursos, ya que evita que dicho material se elimine y permanezca el mayor tiempo posible. Ofrece una nueva oportunidad para ser valorado, introducido en el circuito de producto y consumo. De esta forma se consigue la continua e insostenible extracción de recursos materiales y energéticos del planeta Tierra. Por ejemplo, los plásticos, tan presente en los comercios por sus estupendas propiedades y su relación de calidad precio para la conservación, transporte, almacenamiento y distribución de productos. Sin embargo, con frecuencia la forma en que los plásticos se producen, usan y desechan no se beneficia económicamente de un enfoque más «circular» y perjudica al medio ambiente. Existe una necesidad urgente de abordar los problemas medioambientales que hoy proyectan una larga sombra sobre la producción, el uso y el consumo de plástico. Los millones de toneladas de basura plástica que anualmente acaban en los océanos son uno de los signos más visibles y alarmantes de estos problemas, que cada vez preocupan más a la opinión pública. ¿Cómo empezar a circularizar la economía? Evitando que el producto ya utilizado, se convierta en residuo, reutilizándolo, o reciclándolo, en definitiva, valorizándolo, es decir, evitando que dicho residuo vaya a eliminación (vertedero o incineración sin aprovechamiento de la energía). Extrayendo sus componentes, materiales o capacidad energética y evitando que vaya a los diferentes procesos de eliminación. Cuantos menos productos desechemos, menos materia prima extraeremos y reduciremos el impacto ambiental de la sobreexplotación de muchas materias primas. Si desde el mismo momento de la concepción y diseño del producto se consideran los aspectos ambientales del nuevo producto, mejor, la reducción de su impacto seguro que es más efectiva. Pensar, imaginar, ecodiseñar y actuar, de esta manera se podrá evitar el derroche de recursos, minimizar la generación de residuos en la fabricación, durante la distribución y comercialización, como informar al consumidor de cómo debe utilizar adecuadamente el producto y cómo debe gestionarlo cuando ya se quiera desprender de él con el fin de reducir el impacto ambiental en el uso y vida final de dicho producto. En ese momento si el consumidor conociera qué deba hacer para que técnica y económicamente sea viable que ese “residuo” se convierta en una nueva materia prima, reintroduciéndose en el círculo económico estará colaborando en hacer realidad la economía circular, se convertiría en un agente potenciador de la economía circular. Desde el comercio se debe considerar que el consumidor es un actor principal para que se haga realidad la economía circular y, consecuentemente, un consumidor bien informado es un cliente proactivo y es aquí donde el comercio juega un papel fundamental, la transferencia de información ambiental de los productos. La economía circular tiene por objetivo principal evitar la centrifugación, que supone pérdida de materia y energía, una mayor contaminación y un despilfarro. Se trata de extraer el máximo valor y uso a las materias primas, productos y residuos, fomentando el ahorro energético y reduciendo la cantidad de residuos y, entre otros contaminantes, las emisiones de gases de efecto invernadero. De este modo, la economía de nuestro comercio, de nuestra ciudad, de nuestra región de nuestro país, de a la UE será más competitiva y sostenible. La economía circular es más que un mero concepto económico que se interrelaciona con la sostenibilidad, y cuyo objetivo es que el valor de los productos, los materiales y los recursos (agua, energía,…) se mantenga en el escenario económico durante el mayor tiempo posible, y que se reduzca al mínimo la generación de nuevos residuos y pérdidas del sistema. Con la aplicación de actuaciones propias de la economía circular, se pretende cambiar el modelo lineal (extraer, fabricar, comercializar, usar y tirar) a un modelo circular, donde se pueda reintroducir en forma de subproducto buena parte de lo que el modelo lineal considera residuo, cerrando el ciclo de vida de los productos, los servicios, los residuos, los materiales, el agua y la energía. La economía circular representa una gran oportunidad para nuestra comunidad. Mejora el uso de los recursos y aporta valor agregado a los negocios, acercándonos al objetivo principal de conseguir un desarrollo sostenible. La transición hacia una economía circular ayuda a luchar contra el cambio climático, a gestionar adecuadamente el agua y colabora con el bienestar socioeconómico para las generaciones presentes y futuras. Es sin duda una corresponsabilidad de todos los actores: empresas, administración, ONG, agentes sociales, sindicatos, consumidores y la sociedad en general. Juntos, tal y como recuerda el ODS 17, podremos. Artículo realizado en el marco del proyecto ECOS, financiado por la CONSELLERÍA DE PARTICIPACIÓN, TRANSPARENCIA, COOPERACIÓN y CALIDAD DEMOCRÁTICA, de la GENERALITAT VALENCIANA.
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