Representantes de 175 naciones se han reunido en Nairobi para pactar la creación de un documento capaz de combatir y frenar la contaminación por plásticos. Lo han hecho en la UNEA, Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, donde tras años de deliberación se ha creado un comité intergubernamental que comenzará a desarrollar el tratado en junio de 2022. Este documento verá la luz en verano y por tanto, aún se trata de un preacuerdo sobre el que no existen bases muy sólidas más que la férrea convicción de que en junio las naciones podrán contar con un documento jurídicamente vinculante para frenar el cambio climático. Diversos políticos y expertos han sostenido que este preacuerdo es semejante al Acuerdo de París contra el cambio climático de 2015. La intención es que una vez el papel esté sobre la mesa comiencen los trabajos que en 2024 deberán ver su fecha de culminación. Sería entonces cuando comenzaría el proceso de ratificación de los países. Por supuesto, existen una gran variedad de motivos de gran peso y calado para que este preacuerdo pase a la acción cuanto antes. De hecho, Inger Andersen, directora ejecutiva de Pnuma, Programa de la ONU para el Medio Ambiente, considera que es el pacto internacional más importante y necesario de los últimos años. Y es que la producción mundial de plástico se ha multiplicado por dos en sólo dos décadas y en 2021 alcanzó la escalofriante cifra de 461,1 millones. Y por supuesto, la previsión es que en las siguientes dos décadas vuelva a duplicarse. Ya que solo el 9% de estos residuos se recogen; el resto están afectando directamente a los ecosistemas. Hasta 140 millones de toneladas solo de plástico contaminan los ríos, lagos y bosques del planeta. Todos estos datos según el último informe de la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Desde 2014 han existido diferentes resoluciones en Naciones Unidas que apoyaban y apremiaban a que se creara un tratado contra la contaminación por residuos plásticos. Desde entonces se ha buscado facilitar un documento de carácter vinculante con medidas solamente voluntarias y que tengan como principal objetivo abordar el ciclo de vida del plástico. Este planteamiento es crucial y puede explicar por qué no ha existido un preacuerdo hasta la fecha. Y es que más allá de subrayar, analizar y cuestionar y modificar las actuales medidas contra la contaminación, abordar el ciclo de la vida del plástico al completo podría acabar limitando su producción. De hecho, si se analizaran las consecuencias de los residuos plásticos esta sería una medida urgente y necesaria. Pero esta afectaría a diferentes sectores de forma dramática y sin aviso previo. La producción de plástico virgen es crucial según los más destacados analistas de datos y economistas. Fabricar este material es extremadamente barato, hasta un punto inimaginable que explica a su vez, por qué no hay una necesidad económica de reciclado. La tasa de reciclaje es baja y en consecuencia la inmensa mayoría de residuos plásticos acaban en vertederos o incinerados, haciendo aún más débil la capa de ozono. La reducción de fabricación de plásticos afectaría a una enorme multiplicidad de actores y diversas cadenas se verían afectadas. A pesar de eso, en la resolución adoptada hasta ahora se pide a este comité intergubernamental que más allá de desarrollar nuevas medidas para reducir la contaminación de los plásticos existentes, sepan poner un cierre a la cadena de producción. Es decir, los objetivos no solo están puestos en la eliminación de los actuales residuos, sino que también opta por la prevención, reducción y total eliminación. Además, se ha subrayado la necesidad de limpiar los mares y océanos de las toneladas de plástico como principal objetivo. Otra medida del acuerdo que cuenta con muchas esperanzas es la de un plan de análisis y evaluación continuado que tenga en cuenta el avance progresivo y periódico. Otro de los puntos más relevantes que llevará este tratado internacional es la creación de un mecanismo financiero únicamente destinado a este propósito. Un mecanismo económico que sea capaz de proveer y solventar todas las medidas que sean necesarias para cumplir con los objetivos. No obstante, pocos aspectos son tan concretos como estos y por ahora se trata solo de un preacuerdo con pocas materias clarificadas. Imágenes: Unsplash y FreepikEl preacuerdo para frenar los residuos plásticos
Motivos más que suficientes para un tratado internacional
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