El sistema de Valdebebas utiliza un programa de riego que recoge datos de la estación meteorológica de la localidad. De esa manera, se calcula de manera automática el momento adecuado y el cómo hacerlo, reduciendo considerablemente el desperdicio de agua. Además, al calcular coeficientes específicos basado en tres criterios, se garantiza una eficiencia aún mayor. El proyecto utiliza lo que ellos denominan “de especie”, en el que se cotejan los datos según las distintas zonas de riego por los tipos de plantas: también el de “microclima”, en el que los valores que se toman son los de las distintas posiciones en las que está situado el parque.

 Por último, también se tiene en cuenta lo relativo a la “densidad de vegetación”, ajustando igualmente el riego según este parámetro.

Aparecer en el Journal of Environmental Management supone todo un hito para las personas que están detrás de este proyecto. De hecho, es un gran logro que se debe al arduo trabajo llevado a cabo. Y es precisamente por ello que los que todavía ahora son puntos débiles cobran especial relevancia, al ser retratados como oportunidades de mejora. Si bien la tesis utilizada se toma como ejemplo para ciudades de todo el mundo a la hora de gestionar de manera eficiente los recursos hídricos.

Sin embargo, pese a las ventajas positivas, se extraen algunas conclusiones del proyecto que inciden en los puntos más débiles. Para los investigadores, los puntos críticos están en la toma de decisiones sobre el terreno. Cuestiones relacionadas con

• Los coeficientes con los que se determinan esas necesidades de agua.
• Las frecuencias óptimas.
• Las dosis adecuadas siguen siendo mejorables.

Es decir, se ha avanzado mucho, pero todavía se puede ir más allá con mayor investigación y pruebas de campo.

El informe publicado en 2016 por la OCDE ponía de manifiesto la mala gestión del agua en muchas de las ciudades del planeta. Aunque España no apareció en el top 10 de las que peor gestión hacían del recurso nacional, tampoco era listado como un país que fuese modelo a seguir. En ese sentido, el organismo internacional destacó el buen papel que tenían Alemania o Noruega, destacando especialmente las colaboraciones público-privadas para la gestión de este recurso.

El agua es un recurso limitado, así como imprescindible para la vida. Por lo tanto, empresas y gobiernos deben aunar esfuerzos para crear iniciativas que ayuden a descontaminar aquellos caudales que la mano del hombre ha dañado, así como trabajar en reducir consumos e implementar sistemas sostenibles para su máximo aprovechamiento.