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Los ecosistemas son el pulmón del planeta, dentro de ellos habitan una gran cantidad de especies que se relacionan entre sí, en espacios naturales que permiten su supervivencia.
La biodiversidad es el conjunto de organismos vivos y no vivos que existen dentro de los ecosistemas, cuya presencia en una zona geográfica u otra, depende de las condiciones que necesitan para vivir.
La interdependencia entre las especies es una de las características más notorias dentro de estos espacios naturales que constituyen la esencia de la vida de la tierra.
Los ecosistemas terrestres son los que están ubicados en tierra firme o en el aire, las especies que se reproducen y habitan en estos lugares, encuentran allí todo lo necesario para nacer, crecer y vivir.
Los bosques, desiertos, praderas, selvas, entre otros espacios verdes, son ecosistemas terrestres, los seres que conviven dentro de ellos buscan relacionarse entre sí y se desenvuelven de acuerdo con el clima, la temperatura y el tipo de suelo.
En estos sitios hay una gran cantidad de componentes vivos o bióticos como plantas, animales, bacterias y hongos y también no vivos o abióticos, como la luz, sombra, temperatura, agua, humedad, aire, suelo, presión, viento y pH.
Estas zonas geográficas naturales están llenas de una gran variedad de hábitats en todo el planeta, en donde hacen vida la fauna y la flora.
La mayor riqueza biológica la albergan los ecosistemas terrestres, sin embargo, son los más afectados por la contaminación producida por la raza humana con actividades como tala, expansión urbana, acumulación de desechos sólidos, la caza furtiva y el tráfico ilícito de vida silvestre.
Según la Organización de las Naciones Unidas, alrededor de 1.600 millones de personas dependen de los bosques para su sustento, entre ellos 70 millones de personas indígenas.
También afirma que la degradación de la tierra afecta directamente a casi el 75 % de los pobres del mundo; ante el deterioro desmedido de los ecosistemas y de la biodiversidad se hace necesario cumplir con una serie de tareas para minimizar el impacto negativo de la acción humana y preservar la vida de estos espacios.
La biodiversidad que existe dentro del planeta tierra está distribuida en diferentes ecosistemas, esto de acuerdo con sus características orgánicas y las condiciones de hábitat que necesita para desarrollarse, la clasificación general establece tres tipos de ecosistemas.
Están conformados por selvas, bosques, desiertos, montañas, praderas, sabanas y tundras, ellos albergan el 30 % de la superficie de la tierra y son el hogar de plantas, animales, organismos vivos y no vivos.
Los seres que viven en ellos tienen como hábitat el suelo, subsuelo y el aire, son los que poseen mayor biodiversidad y la permanencia de las especies depende del clima, altitud, el agua, la luz, entre otros factores naturales.
Están conformados solo por agua, en algunos casos dulce, como ríos, estanques y lagos, o salada, como océanos, mares y arrecifes; ocupan el 70 % de la superficie terrestre.
Los componentes que habitan en ellos desarrollan sus actividades dentro del agua y todos tienen características similares adaptadas para los espacios acuosos.
Poseen una gran riqueza biológica que sin necesidad de contar con mucha luz u oxígeno puede reproducirse sin problemas y multiplicar la cantidad de especies.
Son los constituidos por tierra y agua, los seres y organismos que viven allí tienen características particulares porque pueden estar en ambos espacios, entre ellos los manglares, los humedales o las marismas.
Son considerados una zona de transición y no un hábitat permanente, en muchos casos son usados por las especies para reproducirse.
La Organización de las Naciones Unidas definió dentro de sus objetivos para el Desarrollo Sostenible uno en específico que busca la preservación de los ecosistemas terrestres.
El número 15 está orientado a gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y frenar la pérdida de biodiversidad.
Allí se contemplan varias tareas por cumplir para lograr la preservación de estos espacios naturales que son afectados por la intervención humana y los altos niveles de contaminación.
La cooperación internacional de todos los gobiernos del mundo es un factor determinante para lograr este propósito, puede alcanzarse implementando políticas que minimicen los efectos negativos del cambio climático y creando campañas de educación para generar conciencia ciudadana.
Otra forma es construir proyectos sostenibles para resguardar los bosques, eliminar la deforestación e incentivar la forestación y la reforestación en todos los ecosistemas.
También es importante recuperar la tierra y los suelos que han sido degradados y adoptar medidas que permitan poner punto y final a la caza furtiva y al tráfico de especies vulnerables.
Así mismo proteger las especies en peligro de extinción e invertir mayores recursos en la protección de toda la diversidad biológica que habita en los ecosistemas terrestres, fomentando mayores oportunidades de subsistencia sostenible.
La biodiversidad es fuente de vida, por eso la Iniciativa Española Empresa y Biodiversidad (IEEB), la ha declarado de interés común, por ser esencial para lograr el desarrollo de la humanidad y el crecimiento económico.
Esta es la razón por la que las empresas deben impulsar programas y políticas productivas en armonía con todos los organismos que habitan en los ecosistemas.
Si el sector empresarial no trabaja para preservar los seres vivos y las especies que pertenecen a estos espacios naturales, se deterioran también todas las propiedades nutritivas que ella emana y que forman parte de la materia prima de la producción.
Estos son algunos consejos para que las empresas emprendan su labor productiva manteniendo los estándares de calidad sin perjudicarla:
La ignorancia puede ser uno de los peores problemas que conlleva a la destrucción de la biodiversidad, si los directores y trabajadores de las empresas desconocen la importancia de su preservación, estaríamos frente a un gran inconveniente.
Por ello es necesario la implementación de planes educativos que informen al sector empresarial la importancia de su conservación.
El cuidado de la biodiversidad debe ser prioridad en el ámbito empresarial, el ser conscientes de las ventajas que ella produce para la preservación de la vida humana obliga a generar políticas públicas para su beneficio y conservación.
Hazla parte de tus proyectos e inclúyela dentro de todas las estrategias productivas de la empresa, lo ideal es que esta política se desarrolle a través de un departamento de medio ambiente.
De su conservación depende mucho el futuro de la humanidad y de todas las empresas; es un deber emprender acciones que protejan los ecosistemas para minimizar consecuencias negativas.
Si el sector empresarial trabaja para renovarla y preservarla, podemos desarrollar prácticas más amigables que garanticen una vida sostenible para las próximas generaciones.
Producir un cambio en las formas de vivir y trabajar en el mundo entero es un compromiso que debe asumir la humanidad para asegurar el futuro.
Además de optimizar los recursos renovables, generando actividades que garanticen la protección de la biodiversidad mientras se consolida el desarrollo económico sostenible, es el reto de todos los países del mundo para incrementar la calidad de vida.
Articulo realizado en el marco del proyecto: Socializarse, financiado por la Secretaría Autonómica de Presidencia de la Generalitat Navarrana.
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