Datos para la reflexión, comencemos con los ODS.
La producción y el consumo mundial (fuerzas impulsoras de la economía mundial) dependen del uso de los recursos naturales, de la manera de procesarlos, de distribuirlos y consumirlos y de eliminar los residuos restantes después de haber intentado su máxima reutilización / reciclabilidad. El análisis y estudio del ciclo de vida de los productos es fundamental para poder abordar una auténtica reducción del impacto ambiental de dicho producto a lo largo de toda su vida útil, evitando traspasar impactos de una etapa a otra.
El progreso económico y social conseguido durante el último siglo ha estado acompañado de una degradación medioambiental que está poniendo en peligro los mismos sistemas de los que depende nuestro desarrollo futuro (la supervivencia de la raza humana).
La ONU ofrece una serie de cifras interesante para ayudarnos a conocer la dimensión del problema y poder reflexionar con el fin de aportar soluciones, entre éstas cabe destacar:
Agua
- Menos del 3% del agua del mundo es fresca (potable), de la cual el 2,5% está congelada en la Antártida, el Ártico y los glaciares. Por tanto, la humanidad debe contar con tan solo el 0,5% para todas las necesidades del ecosistema, del ser humano y de agua dulce.
- El ser humano está contaminando el agua más rápido de lo que la naturaleza puede reciclar y purificar el agua en los ríos y lagos.
- Más de 1.000 millones de personas aún no tienen acceso a agua potable.
- El uso excesivo de agua contribuye a la escasez de agua mundial.
El agua nos la regala la naturaleza, pero la infraestructura necesaria para gestionarla es costosa y, en ocasiones, genera un considerable impacto al medio ambiente.
Energía
- Si todas las personas del mundo utilizarán bombillas de bajo consumo, el mundo se ahorraría 120.000 millones de dólares al año.
- A pesar de los avances tecnológicos que han promovido el aumento de la eficiencia energética, el uso de energía en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) seguirá creciendo otro 35% para 2020. El consumo doméstico y comercial de energía es la segunda área de uso de energía que más rápidamente ha crecido, después del transporte.
- En 2002, el stock de vehículos de motor en los países de la OCDE era de 550 millones (el 75% de los cuales eran automóviles particulares). Se prevé un aumento del 32% en la propiedad de vehículos para 2020. Al mismo tiempo, se prevé que los kilómetros de vehículos aumentarán en un 40% y que el transporte aéreo mundial se triplicará en el mismo período.
- Los hogares consumen el 29% de la energía mundial y, en consecuencia, contribuyen al 21% de las emisiones de CO2 resultantes.
- La participación de las energías renovables en el consumo final de energía alcanzó el 17,5% en 2015.
Comida
- Si bien los impactos ambientales más graves en los alimentos se producen en la fase de producción (agricultura y procesamiento de alimentos), los hogares influyen en estos impactos a través de sus hábitos y elecciones dietéticas. Esto, en consecuencia, afecta el medio ambiente a través del consumo de energía relacionada con los alimentos y la generación de residuos.
- Cada año, se calcula que un tercio de todos los alimentos producidos, equivalentes a 1300 millones de toneladas por valor de alrededor de 1000 millones de dólares, termina pudriéndose en los contenedores de los consumidores y minoristas, o se estropea debido a las malas prácticas del transporte y la cosecha.
- 2000 millones de personas en todo el mundo tienen sobrepeso o son obesas.
- La degradación de la tierra, la disminución de la fertilidad del suelo, el uso insostenible del agua, la sobrepesca y la degradación del medio marino están disminuyendo la capacidad de la base de recursos naturales para suministrar alimentos.
- El sector de la alimentación representa alrededor del 30% del consumo total de energía en el mundo y un 22% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Esta información facilitada por la ONU debe ayudarnos a reflexionar sobre la importancia de cambiar aquellos hábitos y maneras de proceder que conllevan un despilfarro o ineficacia dentro de nuestras empresas y en acciones personales.
Artículo realizado en el marco del proyecto ECOS, financiado por la CONSELLERÍA DE PARTICIPACIÓN, TRANSPARENCIA, COOPERACIÓN y CALIDAD DEMOCRÁTICA, de la GENERALITAT VALENCIANA.