Barcelona vuelve a adelantarse con un proyecto de supermanzanas que cambiará para siempre la estructura de la ciudad condal. Como ya sucedió con el famoso Eixample ideado por el arquitecto Ildefonso Cerdà, un cambio de estructura es necesario en una ciudad que está cada vez más poblada. La revolución industrial provocó un crecimiento muy rápido de las grandes ciudades que por primera vez en la historia daban paso a pisos para que pudieran albergar a más personas con menos espacio. Para organizar estas estructuras que debían ayudar a cientos de seres humanos a vivir dignamente en una ciudad se estructuró la ciudad en manzanas. De esta manera la ciudad se adaptaba a las personas. Siglos después Barcelona vuelve a necesitar un cambio y no cualquiera. Esta vez el medio ambiente es el que marca la diferencia. Ante una contaminación que hace insostenible la vida en el centro de esta ciudad se busca encontrar el equilibrio perfecto en supermanzanas. El lugar de reposo de las familias invita a pasear y a moverse sin necesidad de usar el coche. La eficiencia energética llega también al urbanismo de una gran ciudad como Barcelona. La conversión en ejes verdes de 21 calles del distrito más poblado de Barcelona y la construcción de 21 plazas octogonales marcan el inicio de la era de supermanzanas urbanísticas. Desde que en el siglo XIX Barcelona se convirtiera en el ejemplo de cómo albergar a millones de personas en unas pocas callas gracias al Eixample, nunca se había planteado un cambio de este calibre. La realidad es que la idea inicial de organizar la ciudad para que los cientos o miles de nuevos trabajadores llegaran para hacer más grande una Barcelona en plena era industrial era buena. Con el paso de los años se ha acabado transformando en un centro demasiado densamente poblado con algunos problemas a largo plazo que lo hacen insostenible. El corazón de Barcelona es uno de los lugares exclusivos, de lujo y con unos pisos históricos que son la representación de lo que un día fue la ciudad condal. En pleno siglo XXI este concepto debe transformarse totalmente. El Eixample necesita transformarse, el corazón de Barcelona ya no late como antes, sino todo lo contrario. Las supermanzanas que debían ser la solución eficiente a una cada vez más poblada ciudad se ha convertido en una trampa. Calefacciones que han creado una contaminación nunca vista, vehículos de las personas que viven en estas casas, se han unido a un ciclo perjudicial que ha teñido de gris las paredes de lo que en su día fue un ejemplo urbanístico a seguir para todo el mundo. En el 2021 las manzanas quieren ser supermanzanas, deben ganar volumen para incluir espacios verdes y poder moverse entre ellas con mayor facilidad, es una idea revolucionaria que puede dar lugar a otros aspectos importantes. La movilidad sostenible, la eficiencia energética y los métodos para acabar con el exceso de Co2 de Barcelona se ponen sobre la mesa. Ganar espacio peatonal e incluir zonas verdes reducirá las emisiones en el interior del Eixample. Se calcula que unos 350.000 vehículos pasan por una parte de Barcelona que está demasiado saturada de personas y de tráfico. Gracias a las supermanzanas las zonas verdes impedirán el acceso de determinados vehículos y permitirán la movilidad a pie, un avance importante para conseguir el cambio que Barcelona necesita. Reducir las emisiones y poner más zonas verdes para hacer sostenible la vida en unos bloques de edificio que son la clara representación de la era industrial. En 2021 avanzamos hacia el nuevo ciclo, las ciudades deben ser atractivas y eficientes para permitir la vida en ellas como si se estuviera en un pequeño pueblo, sin dañar al medio ambiente. Las supermanzanas se adelantan al coronavirus, un 45% de las muertes por enfermedades respiratorias son debido a la calidad del aire. Antes de la llegada de esta enfermedad, según la OMS un total 7 millones de muertes en todo el planeta sufrían las consecuencias de respirar cada día un aire altamente contaminado. Barcelona o Madrid han empezado a restringir la entrada de coches a un centro que estaba siendo un foco de enfermedades. Esta nueva organización debe ser la que acabe generando en inicio de una era nueva que apueste por la salud integral y las nuevas formas de cuidar el entorno. El aire que se respira puede filtrarse con más zonas verdes y menos contaminación. Se necesita que toda la ciudad cambie, pero empezando desde el centro, el lugar de máxima concentración de los contaminantes. Imágenes: Unsplash.comBarcelona se adelanta con un urbanismo revolucionario
La conversión en ejes verdes
Transformación del centro
El Eixample es el corazón que necesita transformarse
El tiempo es energía en las Supermanzanas de Barcelona
Las supermanzanas se adelantan al coronavirus
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